Fred Bosh, argentino y publicista de la Agencia Leo Burnett, cuenta que llevaba tiempo queriendo hacerse un tatuaje, pero no encontraba el dibujo adecuado, hasta que se le ocurrió la original idea. Visitó a varios tatuadores hasta que por fin dio con el que le hizo la obra. Entonces a sus compañeros de agencia se les ocurrió que podrían venderlo como soporte publicitario, y parecía que había sido todo un éxito.
Pero, ¿qué es un código QR? Se trata de un sistema de codificación bidimensional (como un código de barras en dos dimensiones), y su gran ventaja es que cabe mucha información dentro de ellos: fotos, vídeos, texto, enlaces a páginas web, etc. Simplemente con hacerle una foto desde la cámara del móvil podemos recuperar los datos.
No fue fácil hacer el diseño del código en el brazo, porque tiene que ser perfecto para que el lector de la cámara lo reconozca. Aún así el resultado parecía ser más que satisfactorio. Fred puede cargar todo tipo de contenidos a su tatuaje y, de hecho, ya ha descargado más de 4000 archivos.
Al principio me costó entender el concepto de lo que se subastaba, ¿un soporte publicitario en el brazo de un tío? En los medios el publicista lo explica. No se trata de pasear su brazo de por el mundo, sino de dar la oportunidad a una empresa a ser la primera en el mundo en anunciarse mediante un tatuaje, y hacer una campaña viral en base a ello.
El que se ha llevado la puja tendrá acceso al brazo durante sólo un mes. ¿Será que piensan hacer campañas desde su brazo habitualmente? Osea, campañas virales, bla bla? ¿Cuánto dinero se habrán llevado por la puja más alta? ¿Y por qué no lo han contado? ¿Podrá ser que una agencia de publicidad se haya dado autobombo?
Planes ocultos aparte, este tema me hace preguntarme si en un futuro seremos todos como Fred. ¿Qué ventajas tendríamos si lleváramos todos un código QR? De pronto se me ocurren muchas, cómo llevar siempre encima todos nuestros datos, archivos, etc, sin necesidad de llevar la cartera. Podríamos pagar con el brazo y cargar todos los datos del trabajo o los nuestros sin posibilidad de pérdida. Y las empresas podrían tener datos reales sólo con que las personas pasaran código por el lector. En el mundo de la geolocalización sería toda una revolución. La gente no tendría que entrar en Foursquare para comentar los sitios en los que han estado. Los datos pasarían del lector a la red directamente y con Google Maps podríamos localizar a nuestros amigos y familiares. O quién sabe, a lo mejor el mundo se convertiría en un sitio con menos libertad que la sociedad del libro 1984 de Orwell. ¿Qué pasará? Nadie lo sabe. Lo que está claro es que en el mundo en el que vivimos hasta un tatuaje puede parecer un buen soporte publicitario.
Hay que ver lo que hace la gente por diferenciarse… Seguro que Ted de ésta “moda de dos días” no se olvida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario